Un mochuelo en el palacio

El cielo de Boadilla del Monte esconde muchos secretos, también su palacio, del que desde hace unos pocos años, los visitantes descubren mes tras mes algunos de sus mejores misterios, gracias en gran medida a una serie de visitas teatralizadas y a las actividades periódicas que se celebran en el.

Pero el palacio tiene otros muchos secretos, muchos en el aire, como los buitres leonados que periódicamente le vistan, o esa pequeña pelota inquieta de plumas que tiene un viejo olivo como lugar de residencia.

Un mochuelo común, que aun siendo una ave muy difundida por toda la mitad sur de Europa y el norte de África, con sus escasos 25 cm de longitud, vuelve loco a todo aquel paseante que tiene la dicha de cruzarse a su lado.

Una ave de grandes ojos de iris amarillo-pálido, rechoncha, de color pardo con manchas blancas, y en vuelo se distingue por sus alas cortas, redondeadas y con líneas punteadas de color blanco, con un inconfundible vuelo ondulado, con descensos y ascensos continuos y de aleteos rápidos.

Su voz es fácil de escuchar en los atardeceres junto al palacio de Boadilla del Monte, una serie de reclamos agudos y fuertes, que recuerdan a los pequeños roedores, insectos grandes, pequeños pájaros y gusanos, que la dehesa e Boadilla se vigila las 24 horas del día.

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