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Las piscinas de Boadilla luchan contra los papilomas en los pies

Los vecinos de Boadilla del Monte están acostumbrados a meter en la mochila de sus hijos los gorros de baño, la toalla, e incluso los tapones para los oídos cada día que tienen piscina en su colegio o como actividad extraescolar, pero nos falta lo más importante si queremos luchar contra una de las enfermedades más extendidas en las piscinas públicas y privadas, serán los escarpines, unas fundas de plástico con forma de calcetín lo que deberíamos meter primero en su mochila, según informan los podólogos consultados.

Los papilomas son pequeñas lesiones provocadas por el virus de papiloma humano (VPH), que según los niños y sus defensas, pueden aparecer de forma aislada o en algunos casos, en agrupaciones de cinco o más durezas.

Lo que a simple vista es una lesión menor, si no se trata a tiempo puede provocar grandes dolores a los niños, e incluso modificar su forma de andar, al intentar evitar el dolor causado al poner el peso de su cuerpo sobre el pie dañado.

Las instalaciones municipales hacen limpiezas profundas para mantener la higiene en todo momento, pero sigue siendo estos calcetines de plástico, el remedio más efectivo para evitar la infección, que puede venir provocada por el contacto con algún niño previamente contagiado.

Evidentemente los podólogos que aconsejan el uso de escarpines, nos informan de lo arriesgado que puede ser el andar descalzos en zonas de baño o gimnasios y recomiendan un secado profundo de los pies, poniendo especial atención en el cuidado de los dedos, revisando y secando perfectamente las uniones entre los dedos, junto al uso de sandalias y nunca compartir la ropa utilizada en la piscina.

El papiloma humano va cubriendo la piel del niño según crece y se va volviendo más duro y por lo tanto más resistente, según extiende sus raíces, algo que a la larga provocará un mayor dolor al paciente.

Los padres acostumbran a realizar una labor de revisión de los niños, especialmente a lo más pequeños, de forma periódica, y una vez que se detecta un posible síntoma, lo mejor es acudir inmediatamente al podólogo y cancelar los baños hasta que sea curado por el especialista.

Lo adecuado es matar la raíz y eso solo lo puede hacer el podólogo, mediante el uso de un ácido tópico, nitrógeno líquido, o incluso mediante una cirugía. En todos los casos el tratamiento es más doloroso, según haya pasado el tiempo desde el contagio, llegando a provocar rechazo a la piscina por parte de los chavales.