Los vecinos de Boadilla del Monte, muy a diferencia del resto de localidades vecinas o de muchos de los barrios, por no decir la totalidad, de Madrid, pueden pasear por sus calles sin tener que sufrir la desagradable visión en cada pared de los graffitis o también llamados ‘tags’, las firmas de chavales para ‘marcar su territorio’.
En muchas localidades parece que vecinos e instituciones se han ido acostumbrado a esta lacra, y ver como algo normal o inevitable las paredes degradadas por este problema. En barrios como el de Malasaña en Madrid, el graffiti ha saltado de los portales, paneles o paredes y ha ido subiendo metro a metro, hasta ver como las pintadas aparecen en la segunda, tercera o incluso cuarta planta de una vivienda.
Lo que marca el civismo es llamar al 010, cuando comprobamos que hay una nueva pintada en el municipio, pero el ayuntamiento de Boadilla del Monte ha dado un paso más, y ha puesto un mail al servicio de los vecinos para que puedan informar de cualquier acto vandálico que hayan observado, y se pueda atender a la mayor brevedad posible.
Muchos de estos chavales desconocen que las multas pueden llegar hasta los 3.000 euros, y las campañas de concienciación que se realizan a nivel institucional para los chavales y sus familias es un gran paso en la lucha contra este problema.
